Parecía más sencillo. Pero después de 205 años de país nos encontramos que el trabajo por hacer aún es muy grande. En la organización de los esquemas sociales, en qué es lo primordial para la educación de los chicos y qué tipo de país deberíamos perseguir. Es importante seguir la noticia de cada día, pero más importante aún lo es para guardar en nuestra memoria cada una de las necesidades que de allí se evidencian.
Por lo tanto, el trabajo es constante. Se necesitan manos para la tarea y cerebros que las guíen. Cada año electoral es muy significativo para obtener logros que beneficien a todos. Y somos todos los que debemos poner atención a cada paso que se haya podido dar en pos de mejorar como sociedad. Para criticar, no hay mayores trabas… parece que todos sabemos hacerlo si nos lo proponemos, pero el gran paso está en tener la grandeza de reconocer cuándo y en qué nos vemos superando viejos problemas.
Un país de más de 205 años de vida debería ya saber equilibrar críticas y reconocimientos a quienes toman decisiones. Pero no debemos olvidar que apenas tenemos 31 años de democracia definitiva. Por eso cada una de las ideas, proyectos y deseos tienen que estar siempre atados a la premisa de que cada cosa que parece que favorece al país es porque beneficia todos, incluídos los que alguna vez estuvieron injustamente excluídos.
Inclusión en democracia y respeto por todos para lograr una integración sin forzar nada. Educación pura… todos aprendemos cada día. Y si lo reconocemos, si nos damos cuenta de que es necesario aprender mucho aún, aprenderemos más rápido. Educación de la que nunca imaginaríamos que deberíamos ser objeto.
Cumplimos 205 años como país. Muchos se reúnen para comer locro (lo cual está muy bueno). Habrá en todo el país hermosas celebraciones. También en los colegios, muchos chicos se vestirán como los próceres de mayo y muchas abuelas y madres se emocionarán viendo al nene recitando. Y hay cientos de cosas atractivas que nos unen al 25 de Mayo, pero la que demuestra un poder tan brutal que nos hace enamorar siempre un poco más de la Revolución es una de las máximas más importantes de la historia argentina y del mundo, creada por uno de esos hombres que soñaron con un país impresionante
Mariano Moreno se inspiró en su propio generoso pensamiento y no pudo salir nada mejor. Es un concepto que debería ser incorporado de memoria desde el primer grado de la escuela primaria, para grabarlo en lo más profundo de la argentinidad y de la humanidad toda. Alguna vez, Tato Bores utilizó esta frase al cierre de su programa en tiempos de la dictadura, nada menos, para abrir conciencias.
Dice la inconmesurablemente genial frase de Moreno:
“Si los pueblos no se ilustran,
si no se vulgarizan sus derechos,
si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe,
nuevas ilusiones sucederán a las antiguas
y después de vacilar algún tiempo,
entre mil incertidumbres
será tal vez nuestra suerte
mudar de tiranos,
sin destruir la tiranía.”
Felices locros.